Entre los elementos fundamentales de la música popular está el contenido melódico, pues es uno de los elementos, junto al texto, más fácil de recordar por el oyente. Cuando hablamos de un disco de trap o reguetón, lo primero que esperamos escuchar es el característico ritmo del perreo. Pero esto en YHLQMDLG cambia de forma radical.
El cantante boricua sacó al mercado YHLQMDLG (cuyas siglas significan Yo Hago Lo Que Me Da La Gana) en los formatos de CD, descarga digital y streaming; es decir, hubo una planificación estratégica a nivel de producción. Como si fuese poco, salió al mercado el 29 de febrero de 2020, es decir, justo el día en que se marca un año bisiesto.
Las iniciales de YHLQMDLG lo hacen de por sí muy atractivo. Hasta ahora no he encontrado en Google un disco con un título tan llamativo, tanto, que miles de adolescentes seguro que tienen como claves de sus correos, redes y cuentas varias, las letras que lo conforman. Y es que la expresión «yo hago lo que me da la gana» no solo conecta con la típica actitud del joven rebelde, sino en general con aquellos que nos asumimos desenfadados frente a la cotidianeidad. Justamente, es esa naturalidad y quizás un absoluto desparpajo lo que apreciaremos a lo largo de toda la producción musical de YHLQMDLG.
El disco tiene una producción musical cuidada. Podría pensarse que esa actitud desenfadada que se transmite en su música viene dada por cierta improvisación, pero no es así. Aquí no hay improvisación en los criterios de composición, grabación o mezcla. Cada segmento está meticulosamente cuidado; de hecho, es un disco con un resultado estético de la grabación que no pasará desapercibido para los nuevos productores que deseen dedicarse a este género.
Como se sabe, la duración de las canciones se estandarizó a raíz de los primeros formatos discográficos, no pudiendo superar los tres minutos y un puñado de segundos. Curiosamente, y atendiendo al factor de atención que requiere hoy en día un usuario promedio, este tiempo viene como anillo al dedo para las producciones actuales.
Salvo cuatro temas cuya duración excede los cuatro minutos (Safaera, 4’55’’; 25/8, 4’03’’; P FKN R, 4’18’’ y Hablamos mañana, 4’00’’), YHLQMDLG posee todas las características como álbum para consumo comercial. El resto de los fonogramas cumplen el requisito de tiempo de los sencillos de la música pop: una duración no mayor de 3’30’’. Este aspecto —que pudiese parecer insignificante— es fundamental. Estamos frente a la posibilidad de una producción musical completa, que puede ser consumida tanto en la radio, como en pistas de baile y plataformas digitales.
Antes de la era digital había más garantía de que el fonograma fuese escuchado por completo. En los discos de vinilo era complicado pasar de una pista a la otra, porque cabía la posibilidad de rayar el disco al intentar ‘adelantarlo’. Si el formato es el casete, era aún peor: además de correr el riesgo de que se enredase la cinta, no había certeza de ubicar dónde empezaba o terminaba una pista. En la era digital con solo un click pasamos de pista en pista, e incluso podemos predeterminar algunas canciones en detrimento de otras. Este disco, no obstante, está diseñado para ser escuchado de principio a fin, sin saltos ni arbitrariedades —aunque igual las admite—, porque se trata de una narración. Se trata de un disco bien pensado, con claridad del mercado al cual está dirigido, de los medios de reproducción y sobre todo del tiempo de atención que dedican los consumidores de la música hoy en día.